Museo Moreau, París

El Musée National Gustave Moreau abrió sus puertas al público en 1903, apenas cinco años después de la muerte de Moreau.

El pintor simbolista había pensado en convertir su casa-estudio en un “museo sentimental”, y al parecer dejó la vivienda de tres pisos en perfecto estado para recibir visitas familiares y desconocidas.

En la planta baja, vemos cómo vivían él y sus padres. En la recámara de su madre, Pauline Moreau, hay fotografías de la familia, piezas de cerámica, relojes, un juego de ajedrez, muebles arrinconados uno junto al otro, y retratos de Gustave (hechos por Edgar Degas y Gustave Ricard) y Pauline (por Elie Delaunay). Hay también una vitrina con figurines, imágenes, y un árbol genealógico de verdad.

El comedor es acogedor sin dejar de ser lujoso, con sillas estilo Luis XVI, vajilla de Bernard Palissy, y un platón renacentista de Urbino. Estos objetos son parte de la colección de Louis Moreau, padre del artista. La histórica colección renacentista de Louis, incluyendo libros originales y reproducciones de Rafael y Verrocchio, puede seguir apreciándose en la recepción. Tampoco olvidemos la alcoba de Alexandrine Dureux, amiga y modelo, con obras originales del artista.

Las dos plantas superiores, construidas por Albert Lafon, fueron utilizadas como talleres de trabajo y salas de exhibición. En el segundo piso, sobre el barandal de las escaleras, reposan los caballetes con algunas obras hechas ahí mismo. De ahí, subiendo unas escaleras de caracol, se llega al inmenso tercer piso. En ambos cuartos, las obras de Moreau atiborran las paredes, perfectamente iluminadas, y con asientos acolchonados en el centro del cuarto para poder contemplarlas.